miércoles, 8 de octubre de 2008

¿Qué es el parto natural?


La expresión "parto natural" en muchos ámbitos se interpreta como una nostálgica vuelta al pasado: parir sin epidural, sin oxitocina, parir sin esto y sin lo otro. Allí donde la tasa de cesáreas es alta (España y Sudamérica, por ejemplo), hay quien utiliza ese término para referirse a un parto vaginal.


Pero parto natural no es simplemento un parto “sin”, sino aquel que se produce gracias a la maravilla de la fisiología, y en el que los procedimientos obstétricos se aplican únicamente en caso de necesidad. Es lo opuesto al parto medicalizado, atendido por la obstetricia convencional, en el cual la tecnología sustituye la fisiología de la mujer, desvirtuando la experiencia del nacimiento, y generando riesgos innecesarios para la madre y el bebé. En el primer caso la técnica está al servicio de la naturaleza, en el segundo, la naturaleza es doblegada por la técnica. Las tasas de cesáreas en los países y hospitales que respetan los procesos naturales no suelen superar el 10%. Cuando la asistencia es de corte intervencionista, la tasa de cesáreas siempre es superior.

No es posible asistir dignamente a una mujer parturienta sin comprender la verdadera naturaleza del parto: es un acontecimiento involuntario, tanto como el sueño o el orgasmo, aunque mucho más complejo. Todos sabemos lo que ocurre cuando uno trata de controlar o dirigir mentalmente estos procesos: simplemente no ocurren. La sola pretensión de controlar un proceso involuntario lo inhibe, y eso es lo que sucede con el parto hospitalario. Ese es el motivo por el cual cuando la mujer llegar al hospital, la dilatación a menudo se estanca. Cuando el parto se inhibe, se prepara el terreno para todo tipo de procedimientos que sustituyen la función de una naturaleza que en estas condiciones, obviamente, no puede funcionar: estimulación con oxitocina, episiotomía, anestesia, fórceps, cesáreas innecesarias … se sustituye un proceso natural sofisticado y sabio por un conjunto de técnicas encaminadas a resolver los problemas a menudo creados por ella misma. Y también para someter un proceso con un ritmo propio al ritmo acelerado que establece el hospital.

Dice Michel Odent que de las muchas preguntas que se hacen los estudiantes de obstetricia hay una que continúa ausente de los planes de estudios. Esa pregunta es ¿Cuáles son las condiciones idóneas para un parto fluido?
  • Intimidad, seguridad y apoyo emocional.

    Lo mejor que podemos hacer para favorecer un proceso involuntario es conocer y crear las condiciones idóneas para que se produzca solo. Puede resultar paradójico que la única forma de “humanizar” el parto sea recapitulando el hecho de que somos una especie “mamífera”. El parto es un acontecimiento instintivo, llevado a cabo por nuestro cerebro mamífero, y en el que la participación de nuestra mente racional tiene un efecto contraproducente. Lo más que se puede hacer es rendirse a la experiencia y permitir que ocurra, para lo cual el ambiente en que transcurre y la calidad humana y actitudes de los asistentes es esencial.

    Ese cerebro mamífero primitivo es también nuestro cerebro emocional (sistema límbico). Es una constante en todas las especies mamíferas que la parturienta necesita una atmósfera de intimidad y recogimiento, de seguridad física y emocional, que le permita entrar en el estado de consciencia especial propio del parto. Cuando este estado de intimidad se impide, cuando una hembra mamífera se siente amenazada, o incluso indiscretamente observada, el parto se interrumpe: las hormonas del estrés inhiben las hormonas del parto.

    Esto pone de relevancia la enorme importancia del estado emocional de la madre y cómo influye en él el soporte emocional y el trato que recibe, así como las condiciones y el ambiente en que transcurre el parto. La forma en que se trata a la mujer de parto puede condicionar totalmente su progreso. Por ello, las primeras recomendaciones de la OMS no se refieren a los aspectos técnicos, sino emocionales y psicológicos: Debe fomentarse una atención obstétrica crítica con la atención tecnológica al parto y respetuosa con los aspectos emocionales, psicológicos y sociales del parto.
  • Ambiente y entorno apropiado.
    El parto es dirigido por el cerebro mamífero (emocional), pero inhibido por el neocórtex (racional). Decía Michel Odent que es suficiente preguntar a una mujer su número de la seguridad social para que el parto se interrumpa. Debe pues evitarse todo lo que active el pensamiento racional en la mujer de parto: hablarle sin necesidad, darle órdenes o interrumpirle en su “viaje interior”. También interfieren las luces, los ruidos, el frío, la prohibición de comer, la incomodidad de tener que mantener una postura determinada o estar en un lugar poco apropiado, como es el paritorio. Las condiciones necesarias para un parto fluido no difieren mucho de las condiciones idóneas para dormirse: intimidad, penumbra, silencio… todo lo que permita a la mujer ensimismarse. Dice Sheila Kitzinger que “el lugar ideal para dar a luz es el mismo que para hacer el amor”.
  • Libertad de expresión.
    La represión de la expresión de dolor durante el parto tiene la consecuencia de reprimir la evolución del parto mismo. Beatrijs Smoulders, comadrona holandesa, afirma en su libro “Parto Seguro” (Editorial Médici), “Hace años, de una parturienta se esperaba que fuera fuerte y no dijera ni pío al dar a luz. En estos casos, el personal sanitario del hospital podía afirmar: “¡Qué bien lo hace la señora!”. Mientras que la comadrona de hoy en día más bien pensaría: “¡Suelte un berrido de una vez, señora, y así como mínimo pasará algo”. Sumergirse y aceptar el dolor es condición necesaria para la producción de endorfinas, “opiáceos” internos que amortiguan y modifican la percepción del dolor.
  • Libertad de movimientos y postura para el expulsivo.
    La posición tumbada para dilatar (enganchada al gotero y al monitor) y el potro obstétrico para el expulsivo pasarán a la historia como uno de los mayores y persistentes errores de la obstetricia.

    Numerosos estudios demuestran que la posición vertical favorece el parto y la horizontal lo entorpece. En horizontal, el canal del parto se alarga y estrecha y el coxis se dirige hacia lo alto, convirtiéndose en una vía de paso más angosta para el bebé, y además cuesta arriba. En posición vertical la vagina se amplía y acorta, pero además la presión de la cabeza del bebé sobre el cuello del útero ejerce un efecto hormonal que estimula la producción interna de oxitocina, y por tanto la dilatación. La posición vertical acorta y amplía el canal del parto, permite que las articulaciones de la cadera se abran más para dar paso al bebé, facilita sus movimientos de rotación y permite que la fuerza de la gravedad le ayude en su descenso. Episiotomía y fórceps son procedimientos técnicos que sustituyen la fisiología de la mujer y la gravedad con evidentes y penosos efectos secundarios para la madre y el bebé

    La mujer debe tener la libertad de dilatar y parir en la postura que más le convenga: en cuclillas, sentada en el taburete obstétrico, a cuatro patas, de lado, colgada de alguien, de pié… El instinto indica en todo momento cual es la postura idónea mediante un lenguaje infalible: la más cómoda es también la más fisiológica.
  • Asistencia profesional respetuosa.
    Siendo la fisiología del parto tan sensible al entorno, el papel del profesional asistente es estar disponible en un discreto segundo plano, sin interferir, confiando en los recursos de la mujer para dar a luz, y aplicar los procedimientos obstétricos únicamente si hacen falta. El protagonismo del parto corresponde a la mujer.
  • Procedimientos naturales de abordar el dolor.
    La producción de endorfinas se favorece cuidando al máximo las condiciones en que transcurre el parto y evitando todo lo que pueda producir estrés. Actualmente la tendencia es a recurrir a formas inocuas y agradables de amortiguar el dolor: cambiar de postura, baño de agua caliente, masaje en la zona lumbar, masaje de pies, sentarse en pelota de goma …
  • Intimidad y tiempo para recibir y acoger al bebé.
    El momento del nacimiento es un momento especial, mágico, en el que el estado hormonal propio del parto natural crea las condiciones para que produzca el vínculo madre-hijo, un vínculo que tiene consecuencias duraderas sobre esa relación, sobre la confianza de la mujer en su capacidad para amar y criar a su hijo, sobre el desarrollo emocional del bebé. El vínculo que el bebé crea con su madre es el troquel, la base de su capacidad para crear vínculos posteriores. Por ello el nacimiento medicalizado tiene consecuencias no sólo físicas, sino psicológicas y sociales. Madres y bebés deben estar juntos tras el nacimiento, y en todo momento, y no se justifica que un recién nacido sano sea apartado de su madre. Incluso los prematuros progresan mejor con el “método canguro” que con la incubadora, o al menos con un sistema mixto. La OMS recomienda iniciar la lactancia antes de abandonar la sala de partos.
  • Cordón umbilical:
    El respeto por la fisiología del parto implica reconocer la función del cordón umbilical, que continúa latiendo y suministrando sangre oxigenada al bebé durante varios minutos tras el nacimiento. La naturaleza no hace nada que no sea necesario, y esos minutos son el tiempo que el recién nacido necesita para comenzar a utilizar sus pulmones sin angustia ni riesgo de privación de oxígeno. El recién nacido tiene el derecho de disponer de esos minutos y de esa sangre, y con mayor motivo si ha tenido sufrimiento fetal, ya que al iniciar la respiración la sangre acude a los pulmones en detrimento del cerebro. Pinzar el cordón inmediatamente tras el nacimiento es una práctica que, a la luz de la evidencia científica, debería haber sido abandonada.
Contrariamente a lo que se piensa, parto natural no es volver al pasado, sino recuperar la capacidad y la confianza en la propia naturaleza y rendirse ante ella. Tampoco es renunciar a la tecnología, sino adjudicarle el lugar que le corresponde: las complicaciones, los casos de riesgo. Y es que las prácticas de rutina en el paritorio no son buenas ni malas, son oportunas o inoportunas. Y cuando se imponen de forma sistemática e indiscriminada a mujeres que no las necesitan son inoportunas. La evidencia científica demuestra que el parto natural no sólo es más digno para la mujer, es también el más seguro. Por ese motivo, la Organización Mundial de la Salud recomienda una calidad de atención basada en el protagonismo de la mujer y en su fisiología, y el mínimo grado de medicalización posible.


Isabel F. del Castillo
Autora de "La Revolución del Nacimiento". Ed. Granica 2006

La llegada de mi segundo bebé


La idea de este parto surgió mucho antes de ser concebido, cuando nació mi primer hijo fue tan maravilloso que fue en ese instante que decidimos que queríamos repetir la experiencia, con el paso del tiempo se fue modificando la idea de un parto en agua en simplemente un parto natural en casa.

Dado que nos cambiamos de estado necesitaba encontrar otra partera que estuviera de acuerdo con nuestra decisión, esto nos tomo un poco de tiempo ya que cada día son más escasas. Finalmente a los cinco meses de embarazo la encontramos “Doña Catalina”.

Durante el resto del embarazo no hubo ningún problema, sin embargo si había diferencia de ideas con respecto a los medicamentos, ya que ella si utiliza hormonas y suero, y yo no estaba de acuerdo, pero ella me respeto.

Después de varias falsas alarmas el 15 de junio fue el día, las contracciones se hacían más fuertes y su frecuencia aumentaba era la hora de llamar a Catalina apenas eran las ocho cuarenta de la mañana.

Mi amore siempre a mi lado contando y haciéndome sentir como en las nubes, a las 10:30 aproximadamente llegó la partera con sus asistente, me palpo y tenía como 3 cm, yo no lo podía creer me pareció muy poco. A partir de ahí todo cambio, mandaron a mi Amore con mi hijo mayor, mientras ellas intentaban aminorar el dolor de las contracciones, cuando yo lo único que quería era tener a mi familia cerca. De vez en cuando se acercaba mi amore pero no tenía la fuerza para pedirle que se quedara conmigo. De estar en la pelota pase a la cama el cansancio me estaba ganando las contracciones habían empezado en la madrugada y para este punto no había ni siquiera arrojado el tapón mucoso. Como a las doce del día ya no podía abrir mis ojos del cansancio y el dolor pero me llegó la sensación de pujar y le exprese esto a catalina y ella me respondió que si lo sentía que lo hiciera; con el primer pujido salió el tapón mucoso, al segundo salió disparado el liquido amniótico de la manera más chusca, solo escuche “Splah” cuando abrí los ojos vi que mi amore estaba todo mojado, sin embargo no se movió y siguió ahí cerca de mí, si algo tenía el claro es que también quería recibir a su segundo hijo. 

Después de un tiempo de pujar no sentía que avanzaba, pero al instante me dicen los tres no dejes de pujar que ya está a punto de salir y se puede atorar si dejas de pujar, así que abrí los ojos y descubrí una mirada de terror en mi amore (mas tarde me dijo que ya estaba la mitad de la cabeza el bebé pero que se estaba poniendo morada por la presión) que puje lo mas que pude, en eso la partera se dio cuenta de que traía el cordón enredado y le explico a mi amore como desenredarlo, cuando lo logro en automático salió el bebe y su padre lo recibió. Lo primero que hizo fue abrir sus hermosos ojos azules y ver a su papá que lo abrazaba y Gonzalo me dijo con lagrimas de felicidad “Es niño mi amor”. Nació a las doce cuarenta de la tarde.

Lo único que quería era tomarlo en mis brazos, pero catalina no me dejaba hablar y me dio mucho coraje no tener la fuerza para reclamar lo que yo quería. A pesar de esto sabía que estaba bien el bebe porque estaba con su padre y no con un desconocido. Después de que saliera disparada la placenta igual que el líquido amniótico, por fin me dieron a mi bebé para abrazarlo y amamantarlo. En cuanto lo tuve en mis brazos mi primer pensamiento fue que mi bebe estaba bien y muy grande, peso cuatro kilos doscientos gramos y midió cincuenta y dos centímetros.

Me sentía tan bien que solo quería disfrutarnos como familia, así que se lo comunique a mi amore y Catalina después de revisar que todo estuviera en orden se marchó

Y así simple y maravillosamente fue la llegada de mi segundo bebé a nuestras vidas. Agradezco a Catalina porque sin ella tal vez hubiera terminado en cesárea

La llegada de mi primogénito

Desde pequeña mi madre siempre platicaba con orgullo como yo había nacido, lo orgullosa que estaba de haber tenido un parto natural y la mala experiencia con mi hermano que había sido cesárea por causas de fuerza mayor.
Al paso de los años, conocí a una vecina que era partera norteamericana, justo ahí me involucre en el tema y me declaré a favor del parto natural; sin embargo, cuando me embaracé mi primera opción fue ir con una ginecóloga en un hospital privado. Después de varias consultas me resurgió la idea y decidí platicarle mi sueño de tenerlo de forma natural en mi casa, a lo que ella me respondió que era muy difícil por el papeleo y por la condición de mi espalda (tengo hiperlordosis) además, aclaró que ella no daba ese servicio y que me recomendaba, por mi situación, la cesárea; entonces, empecé a dudar de sus servicios y me dediqué a buscar parteras en el Distrito Federal y lugares donde sí ofrecieran el parto en casa y acuático.
Ese mismo día localicé una partera cerca de mi casa, así que tomé el teléfono e hice una cita. Cuando mi amore y yo llegamos al lugar tenía muchas dudas ya que estaba leyendo un libro sobre el parto natural y los procesos que no se recomiendan durante el mismo. Le hice preguntas como ¿Qué pensaba de la episiotomía?, ¿Qué tipos de parto asistían? Cada vez que contestaba me caía mejor, todo era como queríamos y después de platicarlo en pareja tomamos la decisión: ¡Queríamos un parto acuático en casa!
Algo que me sorprendió de la partera fue ella misma, generalmente tienes la imagen de que una partera es una mujer chaparrita, morenita como traída de algún lugar lejano y ella era todo lo contrario, sus estudios y su experiencia que la avala, nos convencieron de que ella era la correcta para estar en nuestro parto. A partir de ese momento dejé a la ginecóloga y fui a consulta con la partera cada mes y ahí mismo recibí clase de danza árabe para mujeres embarazadas, me inscribí y cada semana asistí; eso me dio la oportunidad de convivir con otras mujeres y con la misma partera que tomaba la clase con nosotros.
Cuando le comenté a mi familia, a la mayoría de mis amigas y conocidos, de esta importante decisión siempre escuchaba lo mismo "¿Estás loca?", "¿Cómo te arriesgas de esa forma?" y cosas por el estilo. Muy pocos me apoyaron con la convicción de que era lo correcto para nosotros y a pesar de todos los comentarios y desaires nunca lo dudé y mi esposo siempre me apoyó.
En el momento menos esperado, faltando dos semanas para llegar a la fecha probable, un veintiocho de septiembre a las siete de la mañana, me despertó una contracción, no me asusté, ya había sentido unas con anterioridad, pero a los quince minutos otra y a los quince minutos otra, como no paraban decidimos llamar a la partera.
Aquel día tenía clase de danza árabe y ella me pidió que fuera pero no lo hice, mejor hicimos una cita para que fuera a la casa. Mientras tanto, para que me relajara mi esposo me "hipnotizó", programándome para que con cada contracción que sintiera, mi cuerpo fluyera y mi mente me llevara a la playa, que en ese momento era lo que más me tranquilizaba.
De repente, se empezaron a espaciar las contracciones y me hablaron unas amigas para consultarme si podían ir a visitarme a lo que accedí con gusto, pensé que me hacía falta distraerme. Mi sorpresa fue que no podía platicar tan a gusto como pensaba por el dolor.
A las cinco de la tarde llegó la partera y mis amigas se fueron. Ella me revisó y comentó que podía estar así durante tres días, "¿qué, qué?" pensé, traté de mantener la calma para no ponerme nerviosa ni estresarme y pregunté: "¿En qué caso tenemos que llamarte?" ella respondió que existían tres situaciones: una, era que se rompiera la bolsa (la fuente); la segunda, que hubiera hemorragia, y la tercera, que tuviera tres contracciones en un lapso de diez minutos.
Nos despedimos y quedamos de mantenernos en contacto, mi amore bajó a dejarla. Cuando subió, me dijo que tenía que ir a comprar muchas cosas porque él creía que nacería ese día y nos hacían falta muchas cosas, así que se marchó y me quedé lavando la ropita del bebé que no teníamos limpia.
A las ocho de la noche regresó con todas las cosas, cenamos, bueno en realidad cené y cada minuto que pasaba las contracciones se hacían más fuertes y frecuentes. Ya no las aguantaba ni parada, ni acostada, ni sentada y de repente recordé que en la clase de baile me había dicho la maestra que sentándote en la pelota de ejercicios las contracciones desaparecen, por lo que fui por la pelota y me senté ¡Santo remedio! disminuyeron al grado que eran casi imperceptibles.
Para sentirme más cómoda, mi amore me puso un disco compacto de música del mar con delfines, prendió un incienso y unas velas, apagó la luz y se quedó conmigo. Dieron las doce y media de la madrugada y las contracciones se presentaban cada cuatro minutos. Le pedí a mi amore que llamara a Laura (la partera), quien llegó a la una cuarenta, me revisó y dijo que tenía nueve centímetros de dilatación, me preguntó si no se había roto la bolsa y le contesté que no. Me pidió que me metiera a la regadera para que me relajará más, ahí estuve por una hora aproximadamente, cuando salí me quede dormida súper a gusto, hasta que una contracción me despertó.
Eran las cuatro de la mañana y decidí meterme a la tina, mi amore se puso a calentar agua, la que salía de la llave no estaba muy caliente. Al entrar, mientras me acomodaba se me rompió la bolsa, por lo que pensé que ya no faltaba mucho, pero me equivoqué. Me cambie de posición como cuatro veces y nada. Me empecé a sentir un poco frustrada y cansada, pero nada me detendría para tener a mi bebé.
Mantuve por un tiempo los ojos cerrados y traté de imaginar como era el proceso para el bebé y cuando los abrí, vi que ya había luz solar, quedé asombrada y fue cuando de forma determinante me dije: o nace o nace, no puedo estar más tiempo aquí, ya estaba exhausta. Después de unos cuantos pujidos, a las siete treinta y cinco de la mañana del veintinueve de septiembre nació mi primer hijo. Su padre lo recibió y la partera en seguida se salió del baño y nos dejó diciendo "Disfruten este momento, su momento", ni siquiera le cortó el cordón umbilical.
Ahí estábamos los tres solos disfrutándonos, llenándonos de amor, cuando súbitamente recordé que no sabíamos el sexo del bebé ¿niño o niña?, mi amore lo vio y me dijo que era niño, no lo podíamos creer estábamos felices.
Después de un tiempo regresó Laura, le cortó el cordón y se lo llevó a medir y a pesar; Mi amore se fue con ella, la asistente se quedó conmigo para terminar el proceso e inesperadamente me sentí muy aliviada, relajada como en otro mundo ¡Me había desmayado! Empecé a oír "¡Nydia, Nydia! pero no quería despertar, estaba muy a gusto, cuando abrí los ojos, vi a mi amore con una cara de susto y lo único que me decían era que viera aquí, allá, esto, aquello…
No dejaban que me relajara, cuando ya me sentí bien, mi amore me ayudó a salir de la tina y ¡pum! que me vuelvo a desmayar esta vez no duró tanto ni me costo tanto trabajo abrir los ojos. Esto sucedió debido a la pérdida de sangre, la cual fue normal, pero tengo un problema para regenerarla, normalmente no lo hago tan rápido como debería, por ello, ni siquiera me dejan donar sangre.
Más tarde, ya recostada en la cama junto a mi bebé, fueron pasando mis familiares más cercanos, que habían estado en la sala desde la una de la mañana, para acompañarme y conocer al nuevo miembro.
Jamás me hubiera sentido tan cómoda en un hospital como me sentí en mi casa y tan feliz de que no me separaran de nuestro bebé. Le agradezco infinitamente a mi amore que siempre me apoyara y no titubeara ni por un momento de tener al bebé en la casa.
La experiencia de tener a mi hijo de forma natural, sin anestesia, en agua y en mi casa fue tan agradable, que así planeo que nazca el segundo bebé.

Bienvenida

¡Hola! Mi nombre es Nydia y a través de este blog espero que puedas tener acceso a informacion sobre el parto natural, lactancia y el uso de pañales de tela

Me gustaria transmitirle a muchas mujeres embarazadas y madres lo que es tener un parto humanizado y lo hermoso que es parir, lo maravilloso de amamantar y los beneficios de usar pañales de tela.

Te invito a que compartas tu expericia y a que leas las mias.

Que tengas un excelente día